13/4/13

Aquello

Los sentimientos se desvanecen como el humo de aquel cigarrillo, desintegrándose en tus labios agrietados. Y yo no puedo evitar perderme en ese profundo sin sentido, liberar mi mente, y ya no sentir. Lentamente recojo las cenizas, trato de sostenerlas junto a mi pecho, de integrarlas a mí. Entonces el vacío en tus ojos ya no me resulta insoportable, simplemente porque ya no te veo. Mis lágrimas me alimentan la boca, me la dejan salada y puedo crecer con eso, puedo flotar, puedo volar. Y ya no tengo miedo. Y ya no te necesito.

1 comentario:

nicolasfazio dijo...

Hay en las volutas,
en esos dibujos arbitrarios del humo
una sincronía laxa con el tiempo
un misterio de fuego, brasas y carne quemada por el amor
que necesariamente,
a fuerza de persistencia,
solo queda hacer renacer
como el Fenix mítico,
como el retorno
de un sueño.