30/1/12

Aparecían perpetuamente lúgubres, palabras terribles que descubren catástrofes. Penélope -traductora- ejercita: piedras, atardeceres y la imaginación asciende a la garganta, la diáspora de las inacabadas, las transformaciones y lo imperceptible, triángulo de peso que baja frágil, sin dejarte dormir, ni siquiera decir "hola".
Mitad deshojada (pero majestuosa) resbala por sus brazos los recuerdos, desvelo y sello de la redondez de su herida. Sufre mientras arrastra aquel engranaje -la entrevista divagante-, como si se perdiera en la ciudad, centro maligno donde los pájaros mansos saltan y los placeres nunca llevan manos, son señales de paso sin querer ardiendo como un volcán.
Entonces se siente perdida, casi obnubilada, sin regresar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal vez la protagonista debería mirar en su interior, para no sentirse perdida...
Precioso texto, como todos los que escribes.
Saludos :)
http://jevaistaimertoujours.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Bonjour! Tienes premio en mi blog ♥
http://jevaistaimertoujours.blogspot.com/