Aparecían perpetuamente lúgubres, palabras terribles que descubren catástrofes. Penélope -traductora- ejercita: piedras, atardeceres y la imaginación asciende a la garganta, la diáspora de las inacabadas, las transformaciones y lo imperceptible, triángulo de peso que baja frágil, sin dejarte dormir, ni siquiera decir "hola".
Mitad deshojada (pero majestuosa) resbala por sus brazos los recuerdos, desvelo y sello de la redondez de su herida. Sufre mientras arrastra aquel engranaje -la entrevista divagante-, como si se perdiera en la ciudad, centro maligno donde los pájaros mansos saltan y los placeres nunca llevan manos, son señales de paso sin querer ardiendo como un volcán.
Entonces se siente perdida, casi obnubilada, sin regresar.
Mitad deshojada (pero majestuosa) resbala por sus brazos los recuerdos, desvelo y sello de la redondez de su herida. Sufre mientras arrastra aquel engranaje -la entrevista divagante-, como si se perdiera en la ciudad, centro maligno donde los pájaros mansos saltan y los placeres nunca llevan manos, son señales de paso sin querer ardiendo como un volcán.
Entonces se siente perdida, casi obnubilada, sin regresar.
2 comentarios:
Tal vez la protagonista debería mirar en su interior, para no sentirse perdida...
Precioso texto, como todos los que escribes.
Saludos :)
http://jevaistaimertoujours.blogspot.com/
Bonjour! Tienes premio en mi blog ♥
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