20/3/11

A paso lento pero nervioso, él caminó la ultima cuadra que faltaba.
Ella, apuró su ritmo hacia su destino.
Al llegar ambos pararon en su esquina.
Él miró su celular.
Ella su reloj.
Ambos marcaban las 12.
Él fijó su mirada a la otra punta de la cuadra, ella, también.
Y sus miradas se encontraron.
Ansioso, decidió comenzó a acercarse a su punto de encuentro, con la mente indecisa y sin preocuparse por su alrededor.
Decidida pero confundida, ella hizo su parte del trayecto, saludando a conocido que se le cruzara en el camino.
Y entonces ambos extremos se encontraron.
La miró lentamente, analizándola; a pesar de que ya no se veía, no había cambiado, su belleza y pequeñez seguían allí, en donde los había dejado. Eso lo puso peor.
Lo miró directamente a sus ojos, sabiendo que el tampoco había cambiado nada, simplemente era más alto aún y su cara estaba llena de preocupaciones. Eso le dió miedo.
¿Cómo empezar a hablar? ¿Y qué decir?
Y entonces los dos tomaron aire, decididos:
"Hola" dijeron al mismo tiempo. Y se sonrieron

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