miro sus ojos
desesperada
en busca
de una mirada
de un poco
de amor.
Sus labios se abrían
y cerraban
pero de ellos
no salían palabras
solo
serpientes
de fuego.
Y yo las veía
las sentía
en carne viva.
Pero hacía frío
y una vez más
me inundaba
en ese río.
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