18/9/10

"No quiero que te vayas" me susurró y me besó. Y ahí donde nuestros labios se tocaron, se prendió fuego, una llama llena de intensidad. Nuestros cuerpos se pegaron impacientes, y mis manos se aferraron a su cuello. Entonces sonó la bocina del tren, era la última llamada para mi partida. Me separé de él, y entonces un profundo dolor invadió mi pecho. Lo miré, le sonreí y me alejé, metiéndome en el transporte.
Mientras ganaba velocidad, lo único que hice fue mirarlo, ver como me alejaba hasta quién sabe cuánto tiempo. No podía soportar esa idea.
Ahí es cuando me dí cuenta, cuando me enteré, de que lo amaba. Lo amaba y estaba loca por él.

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