Todos los días se levanta y piensa "un nuevo día, una nueva oportunidad". Abre las cortinas y le sonríe al sol. Charla con sus padres, ríe, se muestra feliz.

Canta, baila y parece que nada ni nadie puede detenerla, ni la tristeza, ni la más fuerte tromenta.

Pero sin embargo, en solitario, comparte consigo mismo la pena que no se va, puede mostrarse contenta, pero hay vacíos que no se llenan.

Y a veces se siente tan triste.

Se olvidó las alegrías

Se olvidó las sonrisas

Se olvidó del calor

Se olvidó del amor

Se olvidó de la ternura

Se olvido las risas

Y se acordó del dolor.

La nubes se deprimieron y se largaron al puro llanto, mojando las veredas, las casas, a la gente. El cielo, acompañando en el sentimiento a las nubes, se puso grisáceo, sin ganas de colorear a los árboles, sin ganas de trasmitir calor.

El viento desesperado, sopló sin saber que hacer, arrastrando junto a él todo a su pasar.

A cuántos te llevaste hoy? Le pregunté y no supo que responder. Cuando golpeó contra mi mejilla, sentí su dolor, que ya no era solo suyo, era de todos.

Todos los problemas, las mentiras, los llantos, el odio, todo salió a la luz. Y no tengo más para hacer que decir:

"Hoy es un día triste."